Muchas veces buscando la luz me sorprende la noche.
La busco pero realmente no sé como es. Diario me la imagino, diario sueño con ella. A veces pienso que la he encontrado, pero cuando estoy a punto de tocarla, de comprobar si es real, se desparece, se esfuma y la noche parece ser más fría, más amenazante y me siento más perdido que nunca.
Es en este momento que realmente me doy cuenta que tan perdido estaba.
Es ahora que recuerdo quien soy.
Es ahora cuando realmente escucho a mi corazón, a mi alma, a mí ser.
Sobre mi ha estado lo que siempre he buscado, tan cerca y yo tan ciego.
Solo que al elevar mi cabeza no veo una, sino millones de luces, todas me miran, y siempre me han acompañado.
Trato de alcanzarlas y siento como reunirme con ellas, como puedo formar parte de mis sueños. Y ahí alcanzo lo que siempre busque, esperanza y compresión aceptación y amor, el cual no empieza en el frio bosque, en el que hemos convertido el mundo.
A difícil reconocer entre lo bonito y lo necesario, lo bonito, aquello que nos hechiza y nos hace creer que dependemos de él. Y lo necesario aquello que pareciera que no importa tanto y que a veces desdeñamos tanto.
Todo comienza dentro de mí, solo bastaba que me diera cuenta.
1 comentario:
Me gusto mucho, como te induce a lo que existe dentro de ti y que muchas veces no lo notas, y algo tan esencial como la vida misma.
jesus huerta
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